El modo de dibujos de viaje que se plantea en esta sección es el de los viajes de estudio o de trabajo de los arquitectos. El enfrentamiento crítico a una obra de arquitectura requiere distintas estrategias de contemplación por parte del viajero: fotografías, apuntes, toma de datos, dibujos, notas, cartas, relatos, indican como la realidad se hace presenta en los sentidos y, más allá, en la conciencia de los diversos arquitectos (Moreno 2002, 13). Los jóvenes británicos de clase media-alta del siglo XIX, como John Soane, John Ruskin o Charles Rennie Mackintosh, no concebían concluida su formación sin el itinerario de viaje por Europa conocido como el Grand Tour.
Los viajes que dieron lugar a la arquitectura del siglo XX tienen como ascendente estos viajes formativos que tienen su origen en el Renacimiento, cuando los intelectuales humanistas y los artistas realizaban viajes a Italia a fin de conocer de primera mano la cultura clásica. Charles-Edouard Jeanneret en 1911, cuando aún no se hacía llamar Le Corbusier, realiza su conocido viaje a Oriente. Eric Gunnar Asplund en 1913 viaja por Italia y el norte de África. Alvar Aalto viaja por Europa durante 1921 justo después de graduarse y antes de abrir su estudio profesional. Walter Gropius viaja en 1928, al renunciar a su cargo de Director de la Bauhaus de Dessau. Adolf Loos viaja a conocer la nueva arquitectura en Estados Unidos, Frank Lloyd Wright viaja en 1905 al Japón, Louis Kahn viaja por Europa entre 1928 y 1929 antes de abrir su estudio profesional en Filadelfia y vuelve a viajar a Italia y Egipto entre 1950 y 1951, Álvaro Siza viaja dibujando por su propio país, por España, Italia, Francia,..., Brasil, Colombia, Perú,..., Egipto, India,..., por las obras de Le Corbusier, Stirling,... acompañado por otros arquitectos amigos o compañeros- siguiendo la costumbre del viaje de estudios instaurada por Fernando Távora en la Escuela de Oporto, que viajó solo durante 1960 por Estados Unidos y Japón...
Álvaro Siza, Dibujos de viaje:
Ningún dibujo me da tanto placer como estos apuntes de viaje. Viajar, individual o colectivamente, es una prueba de fuego.
Cada uno de nosotros deja atrás, al partir, un saco lleno de preocupaciones, odios, cansancio, tedio, prejuicios...
Viajeros íntimos o desconocidos se dividen en dos tipos: admirables o insoportables.
Un buen amigo sufre verdaderamente porque el mundo es grande. Jamás podría permitirse dice- repetir una visita; se marcha nervioso, crispado, saliéndose los ojos de sus órbitas.
Un buen amigo sufre verdaderamente porque el Mundo es grande. Jamás podrá permitirse dice- repetir una visita; se agita nervioso, crispado, ojos saliéndose de sus órbitas.
Pero yo prefiero sacrificar muchas cosas, ver apenas lo que me atrae inmediatamente, deambular, sin mapa y con una absurda sensación de descubridor.
¿Habrá algo mejor que sentarse en una explanada, en Roma, al caer la tarde, experimentando el anonimato y una bebida de exquisito color monumentos y monumentos por ver- mientras la pereza te invade dulcemente? De repente, el lápiz o el bic comienzan a fijar imágenes, rostros en primer plano, perfiles desenfocados o luminosos pormenores, las manos que dibujan.
Trazos primero tímidos, rígidos, poco precisos, luego obstinadamente analíticos, por instantes vertiginosamente definitivos, libres hasta la embriaguez, después, fatigados y gradualmente irrelevantes.
En el intervalo de un verdadero viaje, los ojos, y a través de ellos la mente, ganan capacidades insospechadas. Aprendemos desmedidamente y lo que aprendemos reaparece, disuelto, en las líneas que después trazamos (Moreno 2002, 185-186).
Luis Moreno en Apuntes de viaje al interior del tiempo:
El recorrer los viajes de los arquitectos es una defensa de un modo de imaginar el proyecto de arquitectura. Es la manifestación de lo diverso y lo específico en la senda del proyectar: explorar su obra, sus escritos y sus bocetos a la luz de las necesarias elecciones que supone representar lo físico, en unos viajes en los que necesariamente los poros se abren sin limitaciones, cuando lo humano reflexiona sobre lo desconocido (Moreno 2002, 13).